Nacido en Róterdam el 2 de marzo de 1964, Nikko se mostró desde temprana edad como un defensor del aprendizaje, pero un opositor a la educación obligatoria. Rompió con el sistema educativo tradicional, obtuvo su boina verde como soldado conscripto el 28 de octubre de 1983 y, tras completar su servicio militar, se lanzó a explorar el mundo.

Sus andanzas por el mundo superior e inferior—que lo llevaron a diversas zonas de conflicto en el planeta—finalmente lo condujeron a España, donde inició una investigación sobre el mundo de la corrida. Esta investigación lo llevó a intentar abrirse camino como matador. Sin embargo, su carrera en las arenas españolas llegó a su fin cuando el ejército neerlandés lo llamó nuevamente, enviándolo durante dos años a la provincia afgana de Uruzgán.

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Ningún soldado neerlandés sirvió más tiempo en Uruzgán, vivió más aventuras o dejó más huellas en la arena afgana.

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En 2009, Nikko presentó su renuncia a las fuerzas armadas neerlandesas. Retomó su vida errante y se entregó a su verdadera pasión: la escritura.

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Desde vendedor de helados en la Euromast de Róterdam hasta capitán de infantería y escritor, su género es la novela picaresca autobiográfica. Sus libros Onbevlekte perceptie (Percepción inmaculada) y Onvoorspelbaar verleden (Pasado impredecible) generaron gran controversia, mientras que en su libro De holbewonercode (El código del cavernícola), defiende un estilo de vida saludable.

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Su libro Vechten, vluchten of verstarren (Luchar, huir o paralizarse) invita a la conciencia y la reflexión, una lectura imprescindible para quienes prefieren tomarse la seriedad de la vida con humor, pero sin evitar la crítica profunda.